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A continuación los 10 mandamientos de una esposa cristiana.

I. Ama a tu esposo, pero no lo ames mas que a Dios

Nadie debe ocupar el lugar de Dios en tu vida. Tu primera devoción y tu primer amor deben ser ofrecidos únicamente al Señor. Cuídate de no hacer de tu esposo un ídolo, al que le dedicas lo mejor de ti. Recuerda que Dios es un Dios celoso (Exodo 20:4-5).

 

II. Te someterás a tu esposo

El llamado que Pablo le hizo a las casadas, era de sujetarse a sus maridos. El decía “las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Efesios 5:22-23). La mujer está llamada a someterse a su esposo como una muestra de reverencia a Dios. El te pide que lo respetes, aun cuando pienses que esta equivocado, en los desacuerdos y aun si tu esposo no es creyente. En este sentido es vital apoyar y respetar las decisiones del esposo.

 

III. Orarás por tu esposo y por tu familia

El rol de la mujer dentro del matrimonio es ser ayuda idónea para su esposo (Génesis 2318). Y esta función tiene su cumplimiento en gran medida, a través de la ayuda espiritual. Mediante la intercesión, la mujer cubre a su esposo con protección y bendición del cielo, incluso si el esposo no es creyente. Hay mucho poder cuando una mujer ora por su marido y por su familia.

 

IV. Serás prudente para hablar

Tienes que ser sabia con las cosas que declaras, sobre todo cuando te diriges a tu esposo. Aun en los momentos de crisis y diferencias debes medir tus palabras para edificar y no para destruir. Debes siempre conservar la calma recordando que la “blanda respuesta quita la ira”(Proverbios 15:1)

 

V. Te vestirás decorosamente

Como dama de la casa, debes vestirte con pudor. Tu apariencia siempre debe ser honrosa y no provocativa. No usarás escotes y ni ropa pegada al cuerpo, porque tu virtud y belleza vienen de tu carácter interior y no de tus vestidos ni ornamentos. Esto fue lo que enseñaba el apóstol Pablo cuando decía: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad (1 Timoteo 2:9-10).

 

VI. No engañarás a tu esposo

Serás fiel a tu esposo en tu corazón y en tus pensamientos. Tendrás solo ojos para tu esposo honrando el pacto que hiciste delante de Dios. Fidelidad a tu marido y a tu familia, también es fidelidad a Dios.

 

VII. Ayudarás económicamente

Tu aporte en la economía será importante, porque la esposa también es responsable de la administración de las finanzas. Trata de ahorrar, no malgastar, usar bien el dinero y procura contribuir con la estabilidad financiera de tu familia.

 

VIII. Reconocerás su autoridad

Es necesario que reconozcas la autoridad de tu marido sobre todo delante de otras personas y delante de los hijos (en caso de que los tengan). Es un error exponer los defectos, las faltas y las debilidades del esposo delante de otras personas. Es importante para la estima del hombre que sus virtudes y sus aciertos sean reconocidas, especialmente departe de su esposa.

 

IX. Atiende a tu esposo

La esposa debe esforzarse por atender a su marido dentro del hogar. Dependiendo de tus habilidades y de los gustos de tu esposo, debes demostrar el amor mediante los detalles. En este sentido, si trabajas fuera de la casa, quizás no dispongas de mucho tiempo, sin embargo debes aprovechar las pequeñas oportunidades para atenderlo (Ejemplo: cocinar su comida favorita).

 

X. Modela a Cristo

Como creyente debes exhibir el carácter de Cristo aun delante de tu esposo. En tu trato con el, cuando estas bajo presión y mas aun cuando tu esposo necesita de tu apoyo. Para el efecto, pídele a Dios su gracia, sabiduría y fortaleza. Esto es de mayor importancia si tu esposo no es creyente, pues así lo enseñaba el apóstol cuando decía: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa”(1 Pedro 3:1-2)

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