Hace unas semanas estuve meditando en una frase que me he encontrado varias veces: Las doctrinas de la gracia son el evangelio. En aquel momento me limité a solo decir algo breve en las redes sociales. Hoy solo voy a repetir aquí eso que dije, pero en las próximas semanas escribiré un post completo sobre este tema.
Lo hermoso de la sana doctrina es que ayuda a entender lo que el evangelio es. Lo esclarece. Lo ilumina.
Pero no lo sustituye. ≠ sinónimos.— Jairo Namnún (@jnamnun) September 9, 2015
Aquí lo que publiqué en Facebook:
Amados hermanos:
Las doctrinas de la gracia NO SON el evangelio. Ser calvinista ≠ ser cristiano. Creer en la elección incondicional ≠ creer en el evangelio.
Ser reformado ≠ ser salvo.
Se puede ser lo uno sin lo otro.
La mayoría de los cristianos, a lo largo de la historia y aún hoy, no son reformados. Pero son cristianos.
Por supuesto: amo las doctrinas de la gracia. Me encantan. “No me avergüenzo” de llamarme reformado. Pero las amo porque me muestran más claramente el evangelio. Me ayudan a entenderlo mejor. No sustituyen el evangelio: lo explican.
Un par de artículos que abundan sobre el tema:
- El evangelio nos define
- ¿Centrados en el evangelio?
- No necesitamos más iglesias calvinistas
- ¿Por qué debemos centrarnos en el evangelio?
- Evangelizando a la iglesia