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EsposaComo parte de los estudios de mi esposa en el programa para esposas de seminaristas en Southern Seminary, me vi obligado a asistir a una conferencia de parejas la semana pasada. Si los esposos no participan en esta conferencia de dos días, las esposas no se gradúan. Por supuesto, yo quiero que mi esposa se gradúe. Y tampoco me molestaba tener que ir a tal conferencia. Así que ahí me puse mi ropa semiformal (puesto que había una cena que había que estar bien vestido y toda la cosa), y acompañé a mi amada a escuchar al Dr. Hershael York y su esposa Tanya hablar de matrimonio.

Esta fue una experiencia que disfruté ampliamente. La cena y el desayuno fueron buenísimos. Pude compartir con un par de parejas a quienes amo y a quienes recién conocí. Tuve una buena noche con mi esposa. De postre había una torta (bizcocho le dicen en mi país) riquísima.

En cuanto a asignaciones obligatorias, esta me resultó mucho mejor que parsear 150 verbos en griego o silabizar 150 palabras en hebreo…

Pero por buena que estuviera la comida (…ese bizcocho…), lo mejor de la conferencia fueron las ponencias. El Dr. York y su esposa son usados por Dios poderosamente para confrontar las vidas matrimoniales y edificar en la verdad de las Escrituras. Aunque gracias a Dios, y para su gloria, mi esposa y yo disfrutamos de una excelente relación, habían cosas que necesitaban hablarse y mejorar. Este tiempo sirvió para precisamente eso.

Debido a lo edificante del material compartido allá, le pedí al Dr. York si podía traducir uno de los temas que él trató, a lo cual él accedió con gusto. Aquí debajo comparto un material titulado “Las necesidades emocionales más importantes de ella”, orando que sea de edificación para los hombres que lean esto.

  1. Su necesidad de un líder espiritual. Él es un hombre valiente y de convicción, compromiso, compasión y carácter. Él toma la iniciativa de cultivar un ambiente de espiritualidad en la familia. Él se convierte en un estudiante de la Palabra de Dios y lleva una vida basada en la Palabra. ¡Un hombre de Dios debe tener un gran corazón, no una gran mente! Él guía a su esposa a ser una mujer de Dios, y Él toma el liderazgo en entrenar a sus hijos en las cosas del Señor (Salmos 1; Efesios 5:23-27).
  2. Su necesidad de afirmación/afecto personal. Él la alaba por sus atributos y cualidades personales. Él alaba las virtudes de ella como esposa, madre y ama de casa. Él la elogia en presencia de otros, como una compañera maravillosa, amiga, amante, y compañía. Ella siente que para Él nadie es más importante en el mundo (Proverbios 31:28-29; Cantar de los Cantares 2:4, 4:1-7, 6:4-9, 7:1-9).
  3. Su necesidad de afecto (romance). Bien simple, afecto es la expresión de amor. Él la llena de tiempo y muestras generosas de afecto. Él también le muestra su afecto a través de palabras, cartas, flores, regalos y cortesía común. Recuerda, afecto es el ambiente en el que la unión sexual es disfrutada dentro del matrimonio.
  4. Su necesidad de conversación personal. Él habla con ella al nivel de sentimientos (de corazón a corazón). Él escucha sus pensamientos (su corazón) sobre eventos de su día, con interés y sensibilidad. Las conversaciones con ella traen un deseo de conocerla y entenderla mejor, no cambiarla (Cantar de los Cantares 8:13).
  5. Su necesidad de soporte en el hogar y estabilidad. Él firmemente carga las responsabilidades del hogar, la alimentación y el vestir de la familia. Él provee, protege y se resiste a sentimientos de autocompasión cuando las cosas estén difíciles. En vez de eso, él busca maneras de mejorar la situación. Él desea tener a su familia en un nivel completo y seguro.
  6. Su necesidad de honestidad y apertura. Él la mira a los ojos y le da información segura sobre sus pensamientos, sentimientos, sueños, aquello que le agrada y que no lo agrada, hábitos, historia personal, actividades diarias y planes para el futuro. Él comparte con ella quien verdaderamente Él es y crea un profundo sentir de confianza y seguridad.
  7. Su necesidad de compromiso con la familia. Él pone a la familia primero. Él dedica su tiempo y energía al desarrollo espiritual, moral e intelectual de sus hijos. Por ejemplo, él ora con ellos, él se involucra en deportes con ellos y los lleva de paseo (Efesios 6:4; Colosenses 3:21).

 

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