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Yo crecí pensando que la Biblia estaba llena de historias sin relación entre si mismas. Un domingo me enseñaban las 10 plagas en Egipto. Otro domingo la historia de Zaqueo, el cobrador de impuestos. Cada vez era una historia de cómo esta persona o situación representaba alguna moraleja sobre cómo debería de comportarme. Y si no me comportaba bien, rápidamente aprendí que la Biblia también tenía mucho que decir sobre el infierno y el castigo eterno.

Yo —al igual que muchos cristianos hoy en día— estaba profundamente confundido en cuanto a mi fe por causa de un problema: no entendía de quién se trataba la Biblia.

Escuchar tantas historias fuera de orden y sin ninguna relación entre si me llevó a pensar de que estas historias se trataban de mi. Cuantas veces había escuchado que la Biblia había sido escrita para mi y para enseñarme cómo vivir en la voluntad de Dios. Leer la Biblia se convirtió en una disciplina rigurosa de apretujarme en cada historia y verme como el personaje central de cada pasaje. ¿Quién soy yo en este pasaje? ¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo ser mejor?

Este proceso fue fatigante porque no importaba cuanto me esforzaba, mi realidad pecaminosa nunca se comparaba con la perfección que la Biblia parecía exigir de mi.

Mi problema, nuestro problema, es sencillo: leemos la Biblia con los lentes incorrectos. Leemos pretendiendo que se trata de nosotros, cuando en realidad, hay un protagonista mucho más grande y central a la historia que cualquiera de nosotros. Y esa persona escribió un libro con un mensaje central. Ese mensaje es el evangelio y su autor es Jesús.

Demasiados de nosotros estamos leyendo la Biblia con el “yo” en la mira. El problema es que leer la Biblia de esta manera no responde a nuestros problemas, sino que crea más. Si solo nos removiéramos del foco de atención, la Biblia —y muchas de nuestras otras dudas— cobrarían sentido. Eso es lo que pasa cuando entendemos el mensaje central de la Biblia. Todo lo demás cae en su lugar y podemos ver el panorama completo.

La Biblia es un libro, con una historia, sobre un evangelio.

Una historia, no una colección de reglas

La Biblia no se trata de nosotros. Esto significa que no se trata principalmente de qué debemos hacer, cómo debemos hacerlo, o por qué. Ciertamente, la Biblia tiene algo que decir al respecto, y debemos leer esas partes cuidadosamente. Sin embargo, no es el mensaje central y no las entenderemos bien hasta que las leamos en el contexto del mismo.

La idea que quiero presentar hoy es que en el centro de la Biblia no hay reglas que debemos seguir, sino una historia en la que podemos participar. De hecho, para entender los imperativos debemos entender la narrativa en la cual se encuentran. Esta historia se trata de Dios y cómo Él está salvando a pecadores y restaurando al universo. Muchos refieren a esta historia como la gran narrativa redentora de Dios, la historia mayor, el mensaje del evangelio.

Podemos delinear está historia en cuatro partes: 1) la creación, 2) la caída, 3) la redención, y 4) la restauración.

Creación – ¿De donde venimos y quién nos creo? La respuesta es Jesús. En Él fueron creadas todas las cosas, todo ha sido creado por medio de Él y para Él (Col. 1:16-17). El origen de todo es Jesús y todo le pertence a Él.

Caída – ¿Qué está mal con este mundo? La respuesta es el pecado. El pecado es el resultado de desobedecer a Dios y querer reemplazarle en lugar de seguirle (Ge. 3:14). Ahora vivimos en un mundo roto donde existe la maldad y el sufrimiento.

Redención – ¿Cómo se arreglará este mundo? La respuesta es Jesús. En su vida perfecta, su muerte expiatoria, y su resurreción poderosa, el pecador encuentra perdón de sus pecados, adopción en la familia de Dios, y poder para su santificación.

Restauración – ¿Qué debemos hacer ahora y cuál es nuestra esperanza para el futuro? La respuesta es descansar en la obra completa de la cruz y con nueva libertad en el evangelio, trabajar duro para cumplir la misión de Dios: hacer discípulos de Jesús (He. 4:10; Mt. 28:16-20).

Estos cuatro temas se destacan en cada historia de la Biblia. Al hacer estas preguntas cada vez que lees una historia dentro de la historia mayor, verás que se trata menos de lo que tú debes hacer y más sobre lo que Cristo ya hizo en la cruz.

Conociendo al protagonista central

Si la Biblia se tratara de mi, entonces la historia terminaría conmigo. Pero, no es así, ¿verdad? Yo solo juego un papel muy pequeño en la gran narrativa redentora de Dios. Solo soy un instrumento, no el conductor.

Esto es cierto también para los gigantes de la fe sobre los que leemos en la Biblia. En una página leemos su vida, en la próxima su muerte, y en la que sigue la historia continua. En las palabras de Matt Chandler, “¿Cómo sé que la Biblia no se trata de Abraham, Moises, o David? Porque cada uno se muere en un versículo y la historia continua”.

Cualquiera historia termina cuando muere el protagonista principal, pero en el caso de la narrativa redentora de la Biblia, vemos algo completamente diferente. Jesús es el protagonista central. Y Él es eterno. Pero para que no tuviera que morir toda la humanidad, Jesús tomó el lugar del hombre y murió por sus pecados. Aquí es donde la cosa se pone interesante. A diferencia de Abraham, Moises, y David, cuando Jesús muere, la historia no continua a otra persona, sino que Jesús resucita, vence a la muerte, cumple las promesas de Dios, y todo el resto de la Biblia continua tratándose de Él.

En realidad, al entender cuál era el propósito de la cruz, vemos que todo antes de la cruz también se trata de Él. Para ponerlo en palabras más simples, la Biblia se puede dividir en tres partes: 1) todo lo que anticipa la cruz, 2) todo lo que ocurrió en la cruz, y 3) todo lo que resulta de la cruz.

Todo se trata de Jesús.

El evangelio según cada libro de la Biblia

Reconozco que solo decir, “¡La Biblia se trata de Jesús y no de ti!” no resuelve todas nuestras dudas sobre ella. Entonces, quiero tomar el tiempo para ver qué tiene que decir la Biblia al respecto y cómo podemos ver la historia del evangelio en cada libro.

Por esto empezaré una nueva serie de artículos titulada “El evangelio según…” donde estaré trazando la historia del evangelio a través de la Biblia entera, un libro a la vez, empezando con “El evangelio según Génesis”. Espero poder publicar uno cada 2-3 semanas. En estos artículos estaremos viendo de qué se trata cada libro, cuál es su rol en la gran narrativa redentora de Dios, y cómo ese libro resplandece la belleza del evangelio.

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