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Hombres ordinarios

En Marcos 6:1-6 vemos que Jesús fue rechazado por los habitantes de la ciudad de Nazaret, el pueblo en el que Jesús se crió y donde pasó los primeros 30 años de Su vida, antes de comenzar Su ministerio público. Pero la incredulidad humana no puede detener la obra de Dios; y en los siguientes versículos, a partir de la segunda mitad del versículo 6 y hasta el versículo 13, no solo vemos que Jesús continúa predicando la Palabra en otros lugares de Galilea, sino que también encomienda a Sus discípulos seguir haciendo lo mismo que le habían visto hacer a Él desde el inicio de Su ministerio.

Este pasaje marca una transición extremadamente importante en el evangelio de Marcos, porque hasta ahora los discípulos habían sido meros espectadores del ministerio del Señor; pero ahora Jesús iba a delegarles Su poder y autoridad para que ellos continuaran predicando como Él predicó y haciendo lo que Él hizo. Y aunque no todas las directrices que el Señor les dio en aquel momento se aplican literalmente a nosotros en el día de hoy, hay varios principios que se deducen de este pasaje y que todo cristiano debe aplicar en su propia involucración en el avance del reino de Dios, independientemente del lugar y la época en que nos toque vivir y ministrar.

Si tú eres un creyente, tú también has sido llamado por el Señor a involucrarte de alguna manera en el avance de Su reino. Y si te sientes insuficiente para una tarea de esta envergadura, la enseñanza de este pasaje debe ser motivo de aliento y estímulo, porque una de las cosas que vemos aquí es que Dios usa hombres ordinarios para llevar a cabo una labor extraordinaria.

Si deseas escuchar este mensaje completo, puedes hacerlo aquí:

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