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Encuentra tu tesis. Si quieres decir muchas cosas, escribe mucho. Pero cada artículo o capítulo o libro debe tener una sola tesis. Esa idea principal es lo que le dará forma a lo que quieres decir. Encuentra los huesos y entonces ponle la carne.

Deja solo lo imprescindible. Cada párrafo y cada oración debe avanzar la tesis. Evalúa cada oración. Borra palabras, oraciones y párrafos y mira a ver si la idea se mantiene. Tan pronto termines de escribir, empieza a eliminar. Tu trabajo será mucho mejor por eso. Que cada oración se haya ganado su espacio en el escrito. (¿Notaste cuántas oraciones puedes eliminar de este mismo párrafo manteniendo su esencia?).

Pasa más tiempo editando que escribiendo. Si te tomó una hora escribirlo, debe tomarte al menos hora y media el editarlo. Revisa la ortografía y la claridad. La precisión. Date un espacio de tiempo entre escribir y editar.

Encuentra tu voz. Así como requiere cierta práctica el hablar en público naturalmente, requiere esfuerzo el escribir con nuestra voz real. Procura que el escrito suene como tú hablas y piensas. También logra que lo que hayas escrito te interese a ti mismo.

Provee una estructura. Esto puede ser tan simple como una lista (7 cosas que quiero que sepas sobre esto), a algo más complejo como Título–Introducción–Desarrollo: Punto 1, Punto 2– Excepciones– Conclusión. Las estructuras no solo ayudan a los lectores y los scanners (quienes solo revisan por arriba el contenido); te ayudan como escritor.

Sé consistente. Nadie nace como un buen escritor. Lo que se requiere es de esfuerzo y consistencia. Con el tiempo, vamos aprendiendo a ser más claros en lo que decimos, a usar palabras más precisas, y a lograr concentrarnos más a la hora de escribir.

Algunos consejos para cristianos:

Piensa en el Texto. Lo que quieres decir, ¿cómo lo sustenta la Biblia? Esto es de vital importancia para la tesis, pero también para los argumentos que das. Si no puedes pensar en versículos que enseñen lo que dices, tal vez es mejor no decirlo.

Evita citar demasiado. Si en cada oración pones un versículo bíblico y en cada párrafo citas a algún autor, entonces el lector queda con la incertidumbre de por qué te está leyendo a ti y no a Pablo o Agustín. Devora y medita lo que ellos escribieron, y entonces escribe tú.

Piensa en el evangelio. La venida de Jesús es el evento más importante en toda la historia de la humanidad. Por tanto, hazte la pregunta, ¿cómo afecta el evangelio esto que estoy escribiendo? No es que al final digas, “No podemos cumplir esto, necesitábamos a Cristo”, como un cliché. Es más bien que respetemos la Escritura por lo que es: la historia de Dios salvando pecadores para Su gloria y nuestro bien.

Sé amable. Representa correctamente las otras posturas, aun estés en desacuerdo. Recuerda que las personas de quienes hablan son también seres humanos, creados a la imagen de Dios. Reconoce cuando no tienes mucho conocimiento sobre un tema. Recuerda que los cristianos estamos llamados a decir la verdad en amor: siempre la verdad, y siempre en amor.  Y recuerda el carácter de Aquel a quien nosotros representamos.

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